QUE DE LA CARA AENA.

Comenzare repudiando a todo colectivos, que en base a lo que dicen representar, y con su ejercicio en la función pública, chantajean y hacen uso de un dominio desmedido sobre la ciudadanía. Entre estos colectivos están los autodenominados de clase. Sindicatos al servicio del “sistema”, burócratas intempestivos y subvencionados por el poder. Mendigos políticos, “liberaos” de toda casta y condición, que subyugan al ciudadano con su actitud y prepotencia. Un caso claro es los existentes en Caja Madrid, y AENA, que su presidente que tenga el coraje de informar y denunciar, cuantos “comisarios político” y vinculados al PSOE existen. Qué hablen de esto…

Pero centrándome en este “estado de emergencia “patrocinado por el gobierno y el Estado”, conviene mantener distancias, para analizar sin espurios intereses la situación.

En primer lugar, esta situación de desmedido alarmismo, ha sido concienzudamente pensada y realizada con el tiempo suficiente por los responsables de Aena y el ministerio de fomento, aprovechando estas fechas. Usando los medios propagandísticos y al poder mediático para criminalizar y culpabilizar de esta situación al colectivo de controladores. Lo cual demuestra la inoperancia y el descredito de un Estado y gobierno, incapaz de generar confianza, alimentado el “caos “en dos vertientes: la mediática y la operativa. Obligando al ejército a desarrollar una acción innecesaria y desacreditando con ello a esa institución, plegándola a sus intereses y haciendo un desmedido uso de lo que la Constitución dicta. Y en lo otra vertiente; a la prensa. Todos los medios de difusión han aplaudido y mostrado su sastisfación, ante tamaña barbaridad. Recordar que todos sin excepción, son colaboradores necesarios al servicio del gobierno, por razón de subvenciones y propaganda institucional, y en aplicación del estado de emergencia.

Este estado de alarma y asombro colectivo, es un calco del empleado, por el nacional socialismo y el partido nazi. Por aquel entonces; el poder ejercido por lo que representa Hitler, arremetió contra los judíos culpabilizándoles de todos los males de Alemania. Logrando con ello generar una ola de odio contra ese pueblo y sus gentes, del que Alemania se venía favoreciendo y desarrollando económica y culturalmente. Ocultando así los verdaderos males de la nación y deslumbrando con discursos racistas. Parecido a lo anterior es lo que ha llevado a cabo el gobierno socialista en los últimos meses y de forma especialmente dura e hipócrita el ministro de fomento. Llevan años desacreditando y deformando la realidad de AENA y a los controladores aéreos de forma especial. Han usado la misma saña y maldad que emplearon contra la AVT y víctimas del terrorismo. Del 11 M mejor me callo por respeto a las víctimas.

Pero existe un caso muy parecido, y más cercano por sus componendas (seguro que hay algunos más que reflejan la similitud) que ustedes recordaran. Me refiero a RUMASA. Felipe González, Alfonso Guerra, el poder judicial, los poderes económicos y políticos, y un tan nefasto político como ministro. Se aliaron para desmoronar el patrimonio de Ruiz Mateos y sus socios. No respetaron ni el derecho al honor ni sus derechos constitucionales. Sin piedad y como vulgares salteadores, con alevosía, premeditación, nocturnidad, le acorralaron y despropiaron de todo lo habido y por haber, hasta convertirlo en una especie de enemigo público, en un intento de desviar la atención de los verdaderos problemas de la Nación. Poco después sus empresas fueron expoliadas y repartidas entre los amiguetes de Felipe y company. Años después al día de hoy, el ESTADO ESPAÑOL no ha saldado la deuda contraída con Rumasa.Y los promotores de aquel desatino, bacilan y ejercen de gurús, representando la franquicia de los ricachones del planeta. Este no es otro que el sostenedor del GAL, los fondos reservados, y los crímenes del Estado. Sobra renombrarle.

Próximamente estaré encantado de escribir sobre la real alarma y estado de emergencia nacional. Siempre que el poder militar no actué, por orden del poder político y me detengan, por insensato.

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