Pero como bien nos cuenta no todo es sosiego y calma y lo bueno se acaba. Y en su sacrificio y esfuerzo, y como ese buen padre que ama a sus siervos, la condición obliga y le lleva a asistir a los cursos de verano en la localidad jienense de Torres, lugar de nacimiento, si no estoy mal informado, del auto exiliado y suspendido de sus funciones, el paladín de la justicia, me refiero como no, al juez Baltasar Garzón. El cariño y aprecio que él tiene al juez, queda patente una vez más, y más ahora, que su señoría pasa por una etapa llena de dificultades. Al juez, le pasa lo contrario que a esos buenos caldos que ganan con el tiempo.
Servidor también admiro en su día a ese juez valiente y decidido, que con esfuerzo y tesón logro meter en la cárcel a importantes miembros del PSOE y del Gobierno del mismo partido, descubriéndonos cuanta corrupción albergaba el partido de los “cien años de honradez”. Les confieso que siento envidia, por persona de tantísima capacidad de difusión y auto propaganda personal. Que barbaridad.
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