Les doy por enterados de la próxima visita de su excelencia al Senado, donde impartirá un discurso a los senadores, ignoro si lo realizara en la lengua Catalana o en la Española. Pero, sea como fuere, será traducida “in situ” a las diferentes lenguas habladas en ese digno recinto, lugar donde la digna clase política pone sus posaderas y agudiza el ingenio. Tanto así; que están desbordados ante tan magno acontecimiento.
El costo estimado de esa “jilipollez”de la traducción, nos cuesta del orden de 6.500 euros, tan solo comparable con la “estupidez” del caudillismo de Madrid, al declarar las corridas de toros como un legado cultural histórico, que es necesario preservar por el bien, de la mal llamada “fiesta nacional,” aplicando para ello un decreto autonómico. Son tantas las “memezes” de estos impresentables políticos, que la alocución del Presidente Montilla, ha suscitado que el mismísimo presidente del Senado se interese de primera mano por ello. Tal honor de inaugurar ese excelente acto de progreso e identidad autonómica, corresponde a persona tan notable intelectualmente y de gran capacidad de disertación lingüística. Cuentan que a Franco también se lo traducían, pero solo en blanco y negro. Ahora en multicolor y pantalla plana, cosas del progreso la partitocracia.
Esperemos que no use ese sacrosanto lugar, para arremeter contra el Estado Español, tan soliviantados como andan por eso del estatuto, que de no ser, como la burguesía catalana y el nacionalismo arcaico y provinciano desea, pueden quebrar las relaciones entre Cataluña y España. Que se pongan los senadores elegidos por el pueblo soberano, en primer tiempo de saludo, como honra y distinción a tan honorable Caudillo. Que así sea.
En esto es en lo que gastan el tiempo y nuestros dineros, en despilfarrar y procurarse brillo. Y luego; los mismos que apoyan estas “jilipollezes” nos recortan sueldos, congelan pensiones, suben impuestos, eliminan prestaciones y un largo etc, etc.
Estos son los del partido de los “cien años de honradez”, viviendo de las prebendas del “sistema”, recortando libertades, haciendo de la democracia un régimen donde el poder lo ostentan los partidos. Partidos y organizaciones corrompidas desde la base, desde las agrupaciones locales, plagadas de enchufismo, amiguismo proclives a la mangancia y la holgazanería. Despilfarradores natos, endeudando cada día más a los ciudadanos, para facilitar a la casta política todo aquello que se le antoja.
Es lo que hay, y no vale lamentaciones, ni frases ridículas que nos recuerdan que “esto solo lo arreglamos entre todos”, cuando ellos lo desarreglaron, por no decir que lo jodieron.
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