La sexta del año.(The sixth of the year)



Llevado por la necesidad de registrar una denuncia en el ayuntamiento, opte por hacerlo en dos de esas habilitadas oficinas municipales de atención al ciudadano distribuidas en los barrios.

En una de ellas, la ubicada en el centro cívico de Las Margaritas, me sorprendió el reducido espacio. Escasamente; créanme cabe una persona. Si no tomas asiento con dificultad se puede cerrar la puerta. Y si te toca esperar turno, pues de pie y desear que no se alargue la espera, ni un banco o sillas donde sentarse. Con los bancos y sillas que debe de haber en el almacén municipal, solo basta ver la proliferación de ellos en San Isidro. O en la zona del Greco alrededor de esa impresentable fuente, mesas a “gogo” para ejercitar el juego mental. Siéntense y disfrútenlo, ustedes maduros y responsables ciudadanos, para el botellón no se han habilitados.

Hace unos días observe a empleados municipales que iban cargaditos de bancos y mesas, distribuyéndolos desde un camión, les note algo desorientados, más que la economía, dado que pretendían reponer los existentes junto al obispado. ¡Por Dios, María y José si los cambiaron hace nada.

Pero siguiendo con lo de la oficina municipal; me acerco a la situada en el centro cívico de la Alhóndiga, centro bien dotado y de agradable estancia. Aquí la sala es amplia, si bien como en la anterior carencia de sillas donde hacer más llevadera la espera. Aquí la cosa fue más sorprendente.

Después de repasar detenidamente la denuncia y en el punto de registrar el escrito, la amable funcionaria me pregunta si tengo copia del mismo, cosa esta que me sorprende dado que es norma fotocopiar por la administración el documento y entregárselo al interesado. Pregunte a la empleada la causa, respondiéndome; que no disponían de fotocopiadora. Cuesta creer que en un centro de esa grandiosidad y actividad no dispongan de un elemento tan necesario como ese. O que al gobierno municipal se le haya pasado dotar a esa oficina de algo tan asequible, seguro que al igual que con los bancos hay de sobra fotocopiadoras inactivas en algún rincón de despachos y oficinas.

Esto que no deja de ser una anécdota, me recuerda una foto reciente, en un periódico local de reciente aparición, (permítanme la redundancia) de esos que no se venden. En la foto aparecían el alcalde, usuarios del centro, y el editor del periódico, ejerciendo de mecenas, regalando un espléndido televisor al centro, para disfrute de nuestros mayores. Esperemos que en la próxima, ofrezca una fotocopiadora, tampoco es tanto, pero se le agradecería el gesto.

Vecina/o sabes del paradero de las farolas retiradas de la calle Toledo.

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