A una Sociedad sumisa e indolente....

Cuando a una sociedad, al pueblo, no le desvela de la pereza en que esta sumido, su mal olor. Poco se le puede pedir. Tan solo que soporten con estoicismo la mal oliente podredumbre que desprende un sistema agotado en lo moral, y nada fiable conforme a la aplicación de medidas para corregir hechos tan deleznables como las violaciones. O bien… que un zarpazo luctuoso les haga despertar, aunque solo sea momentáneamente. Hay voces desparramadas que dicen de la inconveniencia de legislar en caliente. Y claro esta, en los meses de Julio y Agosto, que son meses de calor por naturaleza, menos aún. La simpar clase política, esos que dicen legislar para el pueblo, despegan de cuando en cuando, y lamenta esos desgarros sociales que producen los menores, cuando violan, asesinan, maltratan, e incluso defecan por cualquier conducto, que no este obturado, allí donde les convenga y les reporte placer. Y en estas estamos, esperando, que todo llega, a que la cosa se enfríe y poder legislar con más rigor y de forma más atemperada. Que las prisas no son buenas consejeras. Ahora toca, los trajes, Gibraltar, los espías, la financiación y el tribunal constitucional, que también cierra por alta temperatura. Obviamente no se debe legislar de inmediato conforme a las luctuosas circunstancias que concurren en actos delictivos. O dicho de otra forma, no se puede legislar a golpe de telediario. Eso al menos manifiesta persona tan clarividente como Leire Pajin. Puestos así; pues que quiten los telediarios, y toda información que presuponga una alarma social, responsabilizando de ello a la educación recibida y al entorno familiar.

Basta ya, la ley del menor y todas esas normas correctoras para reconducir al menor que delinque. Están obsoletas y fuera de la realidad. No ejercen con suficiencia las acciones coactivas, para evitar delitos entre menores, y menos con la influencia de adolescentes de por medio. Pero además no se aplican conforme a su calificación DELICTIVA. Caso del Malaguita.. La permisividad y la cada vez mayor carencia de autoridad, representada en los valores morales. Y siendo contemplativos con aquello del todo vale, nos conduce a situaciones como las últimas violaciones. Quien representa ante esos menores incluso adolescentes la autoridad moral. La familia, la sociedad, los legisladores, aquellos que tutelan su persona, el estado.. Convendría preguntarles, a esos menores tutelados, que entienden por autoridad, o reglas de convivencia. Pero en esta sociedad, que es tan convincente con frases y conceptos como eso de “la discriminación positiva”, con la negociación o aplicación de una ley que permite a la menor abortar por propia decicisión, sin que el poder de tutela, ni los progenitores, tengan influencia en esa decisión, ni sean consultados, o advertidos de tal decisión. Ante la negación por sistema del compromiso que lleva implícito, el ineludible deber de los poderes públicos, de proteger y dignificar a la persona. Ante ello que nos queda…Asumir la vergüenza por un lado,ser solidarios con las victimas y continuar en esa modorra colectiva.

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