Hoy hace 14 años que falleció Miguel Ángel Blanco Garrido. Eran la tres de la madrugada de aquel sábado 13 de julio de 1997, cuando se produjo la muerte de Miguel en un hospital de San Sebastián. Su muerte fue el resultado final de un secuestro que duro dos días. La banda asesina de ETA le secuestro el día 10 y lo ejecuto el 12, tras un intento de chantaje al Estado, para servir de canje por presos del consorcio asesino etarra.
Su secuestro fue un vía crucis vivido en su persona ,fue maltratado, arrastrado, vejado, humillado para finalmente amordazado boca abajo en un troco de árbol, el terrorista de ETA García Gaztelu (Txapote) le disparo dos tiros, el cuerpo fue encontrado en la localidad de Lasarte.
Su muerte fue sin duda la mayor manifestación ciudadana conocida hasta entonces y supuso el nacimiento del conocido “ Espíritu de Ermua,” nombre que toma de la localidad donde residía Miguel con su familia. Toda España lloro su muerte tomando como mártir a este joven concejal del PP, hijo de una humilde familia de origen gallego. El símbolo de unas "manos pintadas de blanco" reactivo el sentir cívico, mostrando la indignación popular y mostrando el valor de un pueblo que no se rinde ante la banda asesina ni sus colaboradores, y grita "basta ya."
Miguel con su asesinato ya tiene una página en la triste historia de España como mártir, un héroe sin querer serlo, uno más a los que arrebataron sus vidas, en un baldío intento de doblegar al Estado y robarnos la libertad.
A todos aquellos que derramaron su sangre, que fueron presa fácil de la vileza asesina, les debemos buena de parte de nuestra libertad. Y es justo, rendirles un homenaje como muestra, de gratitud y recuerdo. Aunque solo sea recordando como yo lo hago con los ojos enrojecidos, en esta madrugada, aquella fatídica fecha, qué hoy cumple 15 años…
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